
Cuando me sorprendieron robando, creí que el mundo se derrumbaba. Fue una estúpida travesura, pero eso no fue lo peor: la jueza me impuso una pena de trescientas horas de servicios comunitarios. ¡Toda una eternidad!
Claro que nunca hubiera creído que me encantaria trabajar en un centro asistencial, y que alguien como Gabriel se cruzaría en mi camino.
Desde que lo conozco, me siento otra persona. Tenemos tantas cosas en común, y se nos acaba el tiempo...¡ Ahora querría que esas trescientas horas fueran eternas!
P.D: ¿Cómo se le dice adiós a alguien que se ama?"
Una chica de 17 años, una colegiala después de una tontería la obligan a ver la vida de otro modo con la ayuda de Gabriel, un enfermo del corazón más o menos de su edad al que le queda poco tiempo de vida. Y se da de bruces con la muerte. Está bien el libro, se lee rápido y es entretenido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario